Sobre la imaginación
La lámpara hace una sombra como de luna. El humo sobre mi cabeza parece nube. El suelo bajo mi espalda ya no es pegajoso y me recuerda a la arena. John Zorn y King Diamond me vuelven cuerdo mientras intento aprender a mirar. Todo lo lejano parece más atrayente.
Teniente Corrupto, Abel Ferrara (1992)
Descender a los infiernos. El mito de Orfeo es una de las narraciones más repetidas en la historia del cine. Es más, creo que parte de la historia del cine ha girado en torno a él, y como en la Divina Comedia, el cine ha ido recorriendo y bajando círculos y círculos, en busca del infierno más profundo. Un camino definido por la crudeza, la violencia y sobre todo, la autodestrucción. Y el cine lo ha hecho cada vez más explícitamente, hasta parecer en lugar de celuloide, un cadáver gangrenoso cayéndose a trozos. La división esencial del universo es harto sencilla: luz y oscuridad. Parte de los cineastas eligen la primera y otros, como Abel Ferrara, la segunda. Pero pocos lo hacen con la majestuosidad de Ferrara. La majestuosidad del abuso sexual, de la tortura, de la sobredosis, del alcoholismo, del autoritarismo, de la muerte, o sí, la muerte, tan negra y desalmada como debe de ser. Pero también la majestuosidad del dolor, del arrepentimiento, de la pérdida del camino y de la redención desesperada. Para ver a Dios, basta con preguntárselo al Demonio. Tomando forma de policía corrupto y trama policíaca, Teniente Corrupto es uno de los círculos-infernales más descorazonadores de la historia del cine. Y Harvey Keitel, uno de sus mejores condenados. Demasiado para muchos, supongo, teniendo en cuenta que Training Day o Dueños De La calle son a su lado sketches de Barrio Sésamo.
Pensamiento-Calles-Pull Shapes
Unos niños jugaban con dos palos. Los palos eran pistolas de neutrones, naves interestelares, llaves mágicas para abrir puertas misteriosas, sables de luz Jedi y hasta hélices de un helicóptero-robot. Si lo tienen presente cuando crezcan, habrá futuro.
Rebeldía On-line
Celebro que la red aún siga siendo un medio antisistema. He recibido un e-mail, que me parece muy interesante dentro de esta crisis inmobiliaria que vivimos:
El Tiro de Gracia a los terratenientes
Es hora de actuar:
1- La vivienda es un derecho fundamental recogido en la Constitución.
2- Constructores, inmobiliarias y demás agentes del ladrillo han especulado hasta convertirla en artículo de lujo.
3- Mientras sus bolsillos se llenaban, la sociedad ha hipotecado sus vidas, su tiempo, su futuro y sus sueños.
4- Se ha puesto en marcha en varias ciudades el proyecto: la mitad o nada. La sociedad ha de hacer una oferta en común. Cómo mucho, la mitad de su precio actual en mercado.
5- Aunque los agentes del ladrillo lo niegan, empieza a ser una propuesta reconocida.
6- Fuentes próximas al proyecto, tras varias semanas y activistas limitados, recogen una bajada de los precios en un 0,07%.
6- Los agentes han de asumir su culpa. Han devolver sus excesos. De sus abarrotados bolsillos saldrá la mitad de nuestra vivienda. De ese modo ha producirse el tan demandado reajuste.
Todos juntos, podemos.
Yo no sé quien está detrás de esta campaña, ni cuánto tiempo lleva, pero me parece una idea curiosa. Es como una rebeldía pacífica, cívica, casi hippie, muy oportuna en el contexto del 40 aniversario del mayo del 68. Y eso, que no me creo esos datos que dan (¿cómo han calculado el impacto de la campaña?). No sé si servirá para algo, pero me parece genial porque lo he hecho y me he dado gustazo. El otro día fui con una amiga a una inmobiliaria, miré ofertas, asentí como un ricachón cuando di con una que nos satisfacía, nos explicó durante largos minutos sus características, y cuando al finaaaaal de todo nos dijo el precio, le contesté: “la mitad, o nada” La cara que se le puso a la chica fue terapéutica para nosotros, qué bien nos quedamos. Nos levantamos y como ricos burgueses, salimos por la puerta. Lo recomiendo. Por lo menos, por el bien de la salud mental.
Kali Yuga 